miércoles, 27 de febrero de 2013

Principesa.


Hay una historia por internet que dice...

.¡¡Cómo quieren que la juventud haga caso, si desde chicos vieron que Tarzán se la pasa medio desnudo, Cenicienta llega a media noche, Pinocho es un pinche mentiroso, Aladino es el rey de los rateros, Batman conduce a mas de 300 km por hr., la Bella Durmiente es una huevona, Blanca Nieves vive con siete cabrones, y Caperucita roja no obedece a su madre!!!

Pero mi realidad es otra...
De Blancanieves aprendí que una manzana roja puede hacer mucho daño, pero nada que un beso de amor verdadero pueda curar. De Cenicienta, que da igual lo precioso y caro que sea un vestido pues al final es un vestido y se acaba desgastando, y que no te puedes avergonzar ni delo que eres, ni de lo que tienes.
 De la princesa cisne que no hay que esperar al último momento para decir lo que se siente y que los verdaderos amigos estarán dispuestos a ayudarte aunque tenga que poner su propia vida en peligro. De Aurora que hay que saber cómo tejer porque un mal pinchazo puede traer consecuencias, y que debemos disfrutar cada segundo al máximo, puesto que algún día puedes caer en un sueño profundo y largo.
De pinocho que hasta el más cazurro puede tener sentimientos, y que las mentiras siempre se acaban descubriendo y encima no nos llevan a nada.
Tarzán no me ha enseñado a trepar por los árboles pero me ha demostrado que hasta el menos inteligente puede amar, y que la mayoría de las veces los animales son más inteligentes que los humanos.
Roja y los tres cerditos que no hay que temer al lobo.
Anastasia a que la familia es para siempre.
Pocahontas me dio su valentía para luchar por lo que no esté de acuerdo, me enseño a manifestarme y a tener mis propios valores, y por supuesto, demostró que no se puede juzgar por las apariencias, que podemos llegar a amar a alguien del otro bando y que no hay nada que lo pueda impedir.
Mulán me hizo fuerte, me ayuda a luchar, a hacer cosas por los demás y me permitió sacar mi lado masculino. Ariel me hizo creer en sirenitas, y que por amor puedes llegar a cambiar lo que eres.
La Bella, que no elijes de quien te enamoras y que no hay peor cosa que el ser ignorado.
Con Fiona aprendí que me tengo que fijar en el interior de las cosas, pues quizá algún día me pueda enamorar de la perdona más fea del mundo, y ahí aparecería patito feo, que un día se convirtió en el más bello.
Hércules en creer en mitologías antiguas y que incluso el más fuerte, se convierte en pluma por amor.
El rey León, me dijo que si huía, algún día tendría que volver y dar la cara, y Scar me ayudo a no juntarme con las malas personas.
Peter Pan me dijo un día que aunque creciese nunca dejara de creer en los cuentos, y que no diese jamás de lado a mi niña interior, y aprendí que con un poco de polvo de hada puedes volar con la imaginación hasta donde quieras, que tú eres el dueño de tus límites y que existe un lugar en tí llamado "Nunca Jamás".
Aladín, bueno Aladín me enseñó a amar a los tigres, a luchar por lo que quiero, a ser mejor persona cada día, a vivir con la imaginación y me dio la lección de que el dinero no es lo principal de la vida, que siendo humilde, con un amigo y con un sueño, se puede ser feliz.
Todas los cuentos, con sus príncipes y principesas nos han dado algo en la infancia, yo me quedo con la imaginación de ser ellas, de ponernos sus vestidos, de lucir zapatos de cristal, poder aguantar cuanto quieras debajo del agua, ser capitán de un barco, amar hasta matar, despertar con un beso, tener un tigre como animal de compañía, pieles perfectas, cabellos dorados, castillos, caballos parlantes, voces de ópera, hadas madrinas, principes azules, ranas encantaadas… a pesar de que podemos tener mucha envidia a todo lo de ser princes y a enconrar alguna vez a nuestro prinsipe asul, yo me quedo con los “Buenos días princesa” de mi madre, y lo que desde niña me dice, “para mí siempre tu hermana y tú, seréis mis princesas preferidas”.