My first day.

Madrid to London.

Parece ser que volar sola es lo peor del mundo,  o es que  realmente España no quería que la abandonase. Creo que no he podido tener un peor día, al llegar al aeropuerto y facturar ponía un peso máximo de 24 en mi papeleto, pero mi maleta por desgracia pesaba mas allí que en la báscula de mi casa, al quitar 3kl se quedo en 23,7 lo que el muchacho de traje negro me obligo a quitar otro mas sin saber el motivo, alegando que “London” es muy exigente con el peso de mi “baggage”.

Pero eso fue lo de menos, tener que dejar ropa de mi equipaje, decidir que llevar de regreso a Salamanca fue complicado, pero no lo fue tanto como tener que quitarme las zapatillas, abrir toda la maleta de mano para sacar el portátil, la cámara… y los esmaltes, para que la dichosa máquina y susodicho señor controlador exigente estuviese feliz.

Perdiendo tiempo en guardar todo de nuevo fue lo que me hizo que casi perdiera el avión, salida “H” es la que tenía que coger, seguir la línea roja, línea? No hay línea!, ya encuento algo rojo , llevo gafas y no veo lo que pone, si “H” por fin… y al lado 8 minutos! No puedo tardar tanto.. eran y media y mi avión salía a menos cuarto, por lo que significaba que mi vuelo cerraría en muy pocos minutos… salgo a correr y oigo un “crack” dentro de mi maleta… solo podía ser el regalo que traía… dejo de pensar en ello, y sigo corriendo, cinco minutos para llegar a H, veo H, y resulta que mi “H” era la “H6”… al final del todo? Imposible… mis fuerzas eran nulas, pero aun así segui corriendo, otro control?, me piden el pasaporte,  me pregunta la edad y me dice que corra… al fin llego que alivio.

¿Sara, eres Sarita Bores? Si… ocurre algo? Que eres la última, han cerrado el vuelo… no puede ser… que no entra, pero intenta que no vuelva a suceder…

Paso la zona “VIP” y me toca en segunda fila pero reculta que no hay hueco para mi equipaje, recorrer el avión y ver un sitio para todos mis abrigos, cuando un azafato me indica que en clase VIP hay para dejar mi maleta, de nuevo hacia adelante… uno de ellos me sube la maleta…

Por fín mi sitio… entre un joven trajeado y una mayor inglesa. Me relajo al son del vals del avión… Eran menos cuarto, señores pasajeros les habla el piloto… saldremos a y veintidós. Con ganas de dormir… comienzo a escuchar los ronquidos del señor de adelante, esto es increíble.

Tengo sed, y me indigno a pagar una botella de agua, la señora de al lado, brazos llenos de manchas, y una sonrisa encantadora, me ofrece un caramelo, acepto. MMM rico caramelo, hasta que se acaba y vuelvo a pensar en el señor de al lado, pues me puse a ver los juegos olímpicos desde el ordenador del joven de mi izquierda. Un viaje eterno, acalorado y cansado.

Dispuestos a aterrizar… mi día no iba a mejorar, pues me tocaba esperar a que todo el mundo saliese, mi tira de abrigos estaba al final del todo, y mi maleta al principio… voy a por la maleta facturada, Madrid rueda “6”. Un cuarto de hora y mi maleta sin salir, pregunto a un español, el que me comunica que aún no han salido todas, vemos pasar una y otra vez las mismas maletas, y nos damos cuenta de que nuestro “Madrid” es la puerta “3”. Menos mal, ya creí que mi maleta se había extraviado.

45 minutos más tarde, sola ya en el aeropuerto, mi maleta sigue sin salir, y yo me quedo observando como las maletas sin dueño pasan y pasan… busco información, todo cerrado, al fin! Encuentro a alguien que trabaja allí, me ayuda, busca información en el ordenador, y me dice “Maybe your baggaje is in Madrid”… What? No… please! I was so tired!!!!, y me repite “maybe! Ag! Quizá? Pues acertaste… papeleo, sin numero ni dirección de donde iba a vivir, sin mi móvil, enciendo el ordenador y no hay ni un solo wifi abierto… Nada, quiero morirme!...

Ya consigo salir y arreglar lo de mi maleta, aun sigo sin ella, pero bueno… y al fin veo a Sonia… menos mal, pensé que me iba a poner a llorar de un momento a otro. Gracias. El llegar a casa y poder llamar a mi familia es lo que mas me tranquilizó.